dimecres, 10 d’octubre del 2007

Excesos de prudencia

Cometer el error de consultar con alguien su parecer acerca de una acción que tienes pensado realizar, partiendo de la base de que quizás le pueda causar algún tangencial daño colateral, tiene el castigo justo de que el consultado entienda que lo que le estás pidiendo es su permiso o consentimiento y, además, te lo deniegue.

O como diría mi madre “eso te pasa por idiota”.