Además de ser el día previo a la Diada, en mi casa el 10 de septiembre es un día festivo. Celebramos que todo sigue como nosotros estamos queriendo que sea y, pese a que no engalanamos la casa, ni montamos un gran sarao con collares hawaianos y matasuegras, estamos contentos y felices.
Somos expertos en celebrar las cosas a nuestro modo. Aún recuerdo nuestra primera cena de fin de año juntos, en tu piso compartido, con un hule de flores y calamares y patatas fritas como menú. Yo levantaba el vaso (de nocilla) para brindar sin pronunciar palabra, pero por dentro deseaba que fuésemos capaces de mantener eso para siempre.
Y así sigue siendo. Porque las playas de las Seychelles no son nada comparadas con un chapuzón en nuestra piscina en Prenafeta y la lluvia constante de Donosti nos divierte mucho más que el Tutuki Splash de Portaventura.
Esta noche, cuando cerremos las puertas de nuestros 50 metros cuadrados y nos quedemos dentro, yo no sacaré un pastel con 33 velas, y tú no esperarás que te regale una Playstation. Yo estaré inquieta por haber sido incapaz, una vez más, de obsequiarte con lo que te mereces y tú dirás que no importa. Y mañana abriremos los ojos en día festivo, y harás pucheros. Yo te preguntaré “¿qué pasa?” y tú dirás “estoy enfadado porque no me regalaste nada”. Nos reiremos y saldremos a desayunar. Yo levantaré la taza de café con leche sin mediar palabra, pero internamente desearé de nuevo que sepamos mantener siempre esto.
dilluns, 10 de setembre del 2007
10 de setembre
Escrit per Laura a 2:27 p. m.
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3 comentaris:
Eres tan guapa como escritora. Y además, te quiero infinito.
Un besito. ¡Y gracias!
Pau
Ploraré per l'entrada i la rèplica!!!Què xulo!i ara en conya pareixeu na fresita i n'Alberto Cortez
Collons! Feia temps que no et visitava. Fareu plorar al personal, però de gust. Enhorabona!
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