dimecres, 12 de desembre del 2007

Eclipse

Tú dices que hay personas especiales y a mí se me ocurre que también hay momentos especiales. Casi como un eclipse, de pronto convergen una serie de factores y se hace posible. Y esta vez quizás fueron las piedras, que tomaron protagonismo para demostrarnos que podemos apretarlas con las manos y convertirlas en polvo porque hasta los obstáculos pueden ser tan solo espejismos.

Los caminos que ha trazado el silencio son los más difíciles de deshacer, y yo sigo siendo torpe a la hora de encontrar atajos; tú tampoco andas fina en orientación. Intento sin embargo ofrecerte palabras firmes mientras pienso en un libro de Josep Pla y en que tal vez algún día te hable de él. Como banda sonora, el chirriar de las puertas que estoy abriendo me recuerda que llevaban demasiado tiempo cerradas.

Al final, la inquietud de no estar segura de haberte sabido explicar que en realidad no arriesgas nada, que puedes tirarte al vacío. Lo intentaré de nuevo la próxima vez, pero ese día no cuento con que las piedras estén tan de nuestra parte y me temo que necesitaré otro eclipse.