dijous, 13 de desembre del 2007

Falsa alarma

Hablábamos de trabajo, yo del mío y tú del que estabas buscando. Yo me ponía gris y te decía que lo mejor era que asumieras que un trabajo es a fin de cuentas sólo eso, un trabajo, que buscases tu realización en otro lugar.

Y cuando ya pensaba que me ibas a mandar a la mierda, simplemente preguntaste:

  • ¿A ti qué trabajo te haría feliz?
  • Violoncelista – dije yo, casi solapando mi respuesta a tu pregunta y con una enorme sonrisa de seguridad en la boca.
Pensé que la conversación se iba a poner interesante y hasta noté como el color gris me abandonaba. Pero no tardé en entender que se trataba únicamente de una falsa alarma. Lo que añadiste a continuación no fue sino uno de esos pequeños detalles que, casi sin darnos cuenta, marcan la diferencia entre las relaciones que aumentan en complicidad a medida que pasa el tiempo, y aquellas otras que simplemente se estancan.
  • Pero si tú no tienes ni idea de tocar el violoncelo!

3 comentaris:

tonina ha dit...

yo te imagino perfectamente de violoncelista....yo sería feliz siendo directora de orquestra....me acuerdo de observar el concierto de año nuevo con unos ojos más grandes que un búho...besos

Anònim ha dit...

no esperaba menos de ti :)
te mando un abrazo antiestancamiento, jeje

Albert ha dit...

A ver, a ver... sin exagerar. Eres alta y tienes los brazos largos. ¿No sería mejor que robaras balones como Ricky? ;)

PD: la imagen del cello abrazado habla por sí misma.