dimecres, 9 de gener del 2008

Mi historia de las sillas


De pronto paro un instante para mirar el camino andado, un camino repleto de sillas a lado y lado. Y me siento orgullosa de no haberme sentado jamás en ninguna, aunque algunas veces el cansancio fue tal que estuve cerca de aceptar la invitación. En ocasiones incluso me reproché a mí misma la tozudez de apartarlas y casi siempre viajé con la inseguridad de haberme atado inútilmente a esta manera de caminar.

Hoy, sin embargo, el cuadro enmarcado de mi rastro me transmite la paz que necesito y me arranca una sonrisa de complicidad conmigo misma. Anoto en la agenda la fecha, para cuando aparezcan de nuevo las dudas. Y sigo caminando.


Historia de las sillas (Silvio Rodríguez)