dimecres, 14 de novembre del 2007

Punto de inflexión

Tras décadas de feliz matrimonio, algo empezó a torcerse cuando ella decidió, a los 42 años, dedicarse por entero a su vocación recién descubierta: la afinación de pianos. Nunca antes había tocado instrumento alguno, ni siquiera cantaba en la ducha y, por tanto, esa decisión repentina suya cogió un poco descolocado a Arturo, su hasta entonces compresivo marido.

Arturo, sin embargo, asimiló pocos días después la noticia y hasta le pareció acertada. Tanto fue así, que tras pararse a pensar detenidamente durante minuto y medio, decidió, a sus 49 años, que él también se dedicaría exclusivamente a la actividad que más le agradaba: desprecintar CDs.

4 comentaris:

Pau ha dit...

¿Y por qué se torció? ¿Arturo no lo comprendía? ¿Cómo se llamaba ella?

Me he quedado con ganas de seguir leyendo esta novela...

Anònim ha dit...

¿Tú cómo crees que puede evolucionar la cosa?

tonina ha dit...

me ha encantado!
nunca es tarde para replantearse las cosas, para seguir tu vocación..
y cuidado que es contagioso!

Aleix ha dit...

No. Mai no és tard, t'ho ben assegur-ho, Tonina. No sé com acabarà la història, a l'afinadora no li veig problemes de futur. En canvi, els desprecintador ho té una mica magre perquè entre els topmantes que no venen articles precintats i les descàrregues d'internet que no tenen envoltori... ;-)