dilluns, 5 de novembre del 2007

Vías de escape

La semana pasada estuve a punto de escribir un listado de maneras destructivas de acabar con un día de mierda. Hace dos semanas casi conseguí gritarle a alguien que me parecía un ser detestable. Desde hace un año vengo barajando la idea firme de no contestar ni una más de sus llamadas. Ayer quise ocultarme en las sábanas y llorar hasta no poder más, pero no pude ni empezar.

Hoy simplemente me cago en la empatía, en la paciencia y en la jodida discreción. Por algo se empieza.